Juan Muñoz Veillon (Talca)
¿Quién te avisó de lo radiante en la mañana?
¿Acaso de los árboles altísimos la soledad o el pasto te llamaron?
¿Es casual el silencio que atraviesas ahora
como si no existiera más que el aire?
¿Qué es esto de extasiar mi humanidad y detenerla,
toda la vida ajena y las manos flotando,
imantado a tu vuelo?
¿De qué modo te asumo, parpadeo de polen,
jugando en el espacio y dividiéndolo?
¿Por qué tu aparición ahora, tijera entre las hojas,
inusitada golondrina infante sin futuro en el éter?
¿De qué ovario de seda te escapaste mensaje?
Por ventura, ¿no vienes de los besos que faltan
y juegas con el himen de las flores sin saber
de aquello que no vuelve?
¿Quieres decirme algo que no entiendo?
¿No querrás que se nuble la mañana de recuerdos
o tan sólo pretendes que vuelva a perseguirte?
¿Por qué me has invitado a este presentimiento
si aún no es mediodía
y tu vida es más breve que el brindis de algún pájaro?
¿Por qué me acosas, dilo, campanilla silente,
enloquecida partitura del ámbito?
Odalisca inocente, lirio que vuela, dime
si eres más que este arrobo,
algo más que este pálpito,
alguna soledad.
¿O quieres advertirme que se acerca
la poderosa sombra de esa lámpara
cuyo abrazo es la víspera de cada noche?
¿No será que huyes sin tino, máquina de espejismos
que no sabe vivir sino como ilusión?
Yo sé por qué has venido.
Yo sé porqué me rondas, hacedora de infancias fugada de sí misma.
Telegrama del vuelo que me miente,
hostia de luna suelta al universo verde,
desorden de las sílabas que no tocan el agua,
epifanía
que la naturaleza dispone cuando quiere.
Carlos Moraga Rios
INVISIBLE
La relación del tiempo y lo sucedido
parece pequeña, invisible...
y es infinita como el hilo
de un volantín de estrellas.
Las cosas suceden... no se detienen.
Es un tráfago incesante... suceden.
Caminas...no piensas,
te dejas llevar
sin imaginar que un día
perderás la estrella.
Pero hay tantas en el cielo.
¿O están en tus sueños?
Se mecen en el viento cotidiano
y caminas... no piensas,
te dejas llevar.
A veces tus embates vencen,
en otras, la estrella flota y se va.
Déjala ir, si hay tantas...
más aún en tus sueños.
¿O no las hay?
Entonces caminas...
No piensas...
Te dejas llevar.
Silvia Rodríguez
Esta alma
esculpió en mi cuerpo
Miradas y formas inacabadas,
Vírgenes y demonios invictos
Travesías sin mapa a seguir
Por océanos de barro.
Esta alma que me lleva a la ausencia
De esa parte mía que aún es distancia.
Mi centinela de insomnios rayados.
Mi ángel a la intemperie,
El espejo donde contemplo los días
Muriendo como mueren los árboles
... así ...
... por dentro.
A Pesar De Todo
no me canso de ser mamífera
bípeda y sangrante todos los meses
De ser clítoris y hormonas terminales
aunque a veces sea loba
soy mujer como perra en celo
y gusto enamorar a hombres
sólo para saber cuanto soportan.
Recuerden soy hormonal
una ciber sindicalista
en busca de trabajo
una yegua sin domar
esperando la menopausia.
Pero aún, esta mamífera sangra
tiene hormonas y pechugas naturales
y para terminar de rayar el espejo
cesante
como cualquier hombre.
Entre páginas cubiertas de hambre
y noches quemadas a puro café
continuo
con la voz pegada en el espejo
pensando si mañana seré la misma
que hoy tropieza con la ciudad
fumando, enloqueciendo
volviendo a fumar.
Mientras me desvisto de esta piel
la niña que fui observa
entre humo y silencio
a la extraña que se viste
con la piel que seré mañana.
Juan Muñoz Veillon
MÉNAGE à TROIS
Él me ordenó que lo esperara aquí, al mediodía, en la última banca frente al obelisco, pero han pasado más de dos horas y no llega. Su modo tan serio me hizo reír al principio, pero ahora entiendo que deberá ser siempre así, para que nadie de
La alameda se está quedando vacía y ya es la hora del almuerzo. ¿Qué voy a hacer, si me quedé el fin de semana sólo para verlo? ¿Por qué seré tan tonto, preparándome y haciéndome expectativas si a lo mejor soy muy poca cosa para alguien de su nivel? ¿O me estará haciendo sufrir para que yo le sea más fácil, más sumiso todavía? Él se da cuenta cómo lo miro cada vez que paso por su escritorio, pero ¿deberé estar siempre a la espera de una señal, de un gesto suyo que ilumine mi vida? ¿Habrá entendido que nada más me importa? ¿Que lo único que quiero es su dominio, sentirlo cerca y dejar que me toque, que sea él… ¡Y si le escribo diciéndole que desde que se fijó en mí le pertenezco?...
Absorto, no escuchó la bocina ni menos advirtió los llamados de la rubia virago que acompañaba a su Jefe. Hasta que él se bajó del auto, le cogió de un brazo y le dijo al oído que pasarían la tarde juntos...
Juan Muñoz Veillon
Gabriel Rodríguez
POETICA
Ayer deposité en un mausoleo
los últimos despojos
de las palabras muertas.
Ya no estoy para banalidades.
Que nadie se queje de las consecuencias.
No por mucho jugar con papeles
se hace camino de poeta.
La poesía no es dialecto,
pancarta,
chiste,
sicología,
argumento.
Poesía es nombrarlo todo de nuevo
y el título de poeta sólo lo otorga el pueblo.
Vivir y morir
Nos pasa…
que teniendo corazón
pareciera que es mejor no tenerlo
y que tanta vida vana,
nos barre el latido
que viviendo una vida
pareciéramos vivir dos
hay un corazón en mí queriendo vivir
y un corazón fuera de mí, muriendo
hay un pulso dentro de mí
que quiere vivir
hay un pulso fuera de mí
que pide morir.
a veces el que está dentro
no quiere al que está fuera
otras, el que está fuera,
quiere ver morir al que está dentro
y así, me arrastro entre dos fuerzas
una que viviendo desea morir
y otra que muriendo desea que viva.
Kato Cortés
SUJETO DEL DÍA
Y rindes
hermoso porfiado
pleitesía a la Esperanza.
Acaso por ello te amo. Tus zapatos gastados
como las márgenes de un pájaro penetrando en el viento.
Los extremos de tus mangas
sucios como las comisuras de un niño...
Qué bello estás hoy
Sujeto del Día
redescubres la Esperanza. No sabes si la quietud
es una misma piedra redonda de la ribera
si el Sol de los libros pesa lo que el caracol de tu jardín
si existieron en la vida Kafka
los Ojos claros, serenos de Gutierre de Cetina
o el reflejo de la brisa
en las mejillas de Wilde. No sabes
si a las seis de la mañana el aroma del apio droga a los caballos
si la hojita de orégano en la sopa es un equilibrio infinito
si el circo vendrá esta primavera
junto a sus bellas acróbatas con celulitis
y aliento a lucky strike.
Sólo sabes que tienes Esperanza
que no
todo
ha de ser tan malo
aunque
todo
te esté diciendo lo contrario.
Has soñado cuatro cosas irracionales
te has tropezado en la acera y has reído
la cara del espejo está reseca después de afeitarte
el antisudoral te irrita las axilas y te irritan tantas miserias más
pero tienes Esperanza y puedes irte a la misma mierda
sin que esa imagen te importe mucho al fin y al cabo.
Rodrígo Jara
LAS MUJERES DE CALLE BALMACEDA
(A mi abuela, que vivió cien años)
Las niñas de Balmaceda no arrullan muñecas Barbie
no aparecen promocionando pañales Pampers
ni van a la catedral los sábados
a compartir la hostia de los ricos.
Las niñas de Balmaceda mecen a sus hermanos
tejen coronas con ramas de sauce
y son inmensamente felices
tanto que se olvidan del hambre y del olvido.
Las muchachas de Balmaceda se casan en abril
con hombres que conocieron en marzo
hombres de manos ásperas
que las doblan en edad y en tristeza.
Las mujeres de Balmaceda crían hijos en el polvo
y para el polvo
crían los suyos
los de otras
y los lanzan al mundo como plumas al río
/que va a ninguna parte.
Las mujeres de Balmaceda aman a hombres de piedra
aman como van al mercado
/en bicicleta
y luego envejecen alrededor del brasero
cebando mates al anochecer
mates que humedecen e iluminan
las historias simples de la cuadra.
Las mujeres de Balmaceda no conocen los espejos
se peinan con esqueletos de pescado
y lloran lloran lloran
para que sus lágrimas renueven los surcos
/resecos de la cara.
Las mujeres de Balmaceda no saben de letras
de filosofía ni de liberación
se queman las pestañas zurciendo calcetines
son especialistas en química de ollas
y Mesías para repartir un plato vacío
entre veinte chiquillos hambrientos
7,30 pm
Esta es la hora en que asoman las estrellas.
Todas las estrellas lentamente
aproximan su brillo falso.
Como si diminutos diamantes
cayeran del secreto saco del joyero.
Los autos apresurados trasladan
a sus ansiosos
amos después del paseo dominical.
The way you look tonight, canta dulcemente
Madeleine.
Ella no sabe que observo las estrellas
desde mi ventana orientada al sur
y pienso en los autos que colman
carreteras y caminos vecinales.
No quiero pensar en ella.
Mejor pienso en la lenta muerte del día,
pero sin querer asomarme a la orilla
escéptica del día moribundo.
Asusta un tema tan abismal.
Madeleine me inunda con sus
vocales melodiosas (heaven to me),
no imagina, nada sabe
y no sabrá...
lo que es mirar por la ventana
y dar la bienvenida a las primeras
estrellas que descienden de sus
coches empolvados.
Francisco Mesa Latorre
CIUDAD
He salido a caminar
bajo el cemento azul
de mi ciudad dormida.
El río muere en los
talleres industriales.
Los pescadores han emigrado
y los barcos factorías nos saludan
con banderas adornadas de riquezas.
El Mutrún amurallado esperando
a Drake,
mientras Mesa-Seco en hondonadas
de silencio ilumina algún falucho
en el eterno mar.
El tren de trocha angosta
ha cambiado sus pasajeros
por la pulpa blanca.
Jenny Fuentes
MI CASA ESTÁ CUBRIÉNDOSE DE RAÍCES
Mi casa está cubriéndose de raíces
que crecen vertiginosas
como raíces asediando la tierra.
Todo transcurre sin asombro
como si fuera lo más normal del mundo
pero van bifurcándose por los muros
clausurando puertas y ventanas
arrasando con el orden
invadiendo el íntimo desorden de mi cuarto
y una mañana de esas
vas a mirarte al espejo
pero sólo alcanzas a ver tu frente
y la línea de tu pelo
dividiendo tu cabeza en dos hemisferios
y luego buscas tus zapatos
que
dónde
dejaron
mis
zapatos
pero todos caminan por la casa
intentando seguir con su rutina,
entonces recuerdas a Gregorio Samsa
“pobre bicho” piensas
y no te impacientas
mientras las raíces se retuercen
empeñadas en atrapar arañas.
A esas alturas
la casa se encuentra sepultada hasta los tuétanos
en esa maraña invasora.
Ya nada te sorprende
hasta el instante en que oyes ladrar afuera
y quieres salir de allí
luchando en vano:
las raíces se han anquilosado ya en tus huesos
y ni siquiera tendrás la suerte
de morir como perro.